Ayer fue el tercer cumplemes de la ratita, y aunque no hicimos nada en especial para celebrarlo, si que decidimos salir a pasear con las princesas por el centro de la ciudad y así de paso conocer un poco Múnich. Si, si, como bien leéis estamos en Múnich, parece una locura verdad?? Pero es que en este último mes que he estado sin escribir han pasado un millón de cosas (y todas buenas claro esta). A papa en el mundo le han trasladado a la oficina de aquí para llevar un proyecto nuevo que acaban de comenzar y claro como es el único disponible para viajar, pues alli que se fue.
Nosotras, de momento, solo venimos de vista en puentes y fiestas de guardar 😃, ya que la princesa esta en el colé y no la iba a cambiar así como así. Con lo cual, esta Semana Santa nos decidimos de venir a conocer esta fantástica ciudad y así celebrar el cumplemes de la rartita con un buen codillo y alguna que otra cervecita 😉.
En estos tres meses he aprendido muchas otras cosas que no sabia o que no había pasado con la princesa. Sobretodo he descubierto que no hay dos hermanas iguales, la princesa era espabilada para su tiempo, pero la ratita lo es aún más. Con sólo tres meses te llama la atención de una manera increíble, cuando subimos a por su hermana al colé por las tardes normalmente se sube al patinete y la dice cosas, pero el miércoles resulto que ella no la dijo nada porque iba merendando y contándome una cosa. El caso es que después de diez minutos de no decirla nada se canso de mirarla y comenzó a chillarla de tal manera que parecía que la estaba echando la charla. Cuando por fin consiguió llamarla la atención y que la hermana la dijera cosas para reírse un rato, la ignoro y siguió cotilleando desde su masicoxi como había echo cuando subíamos a por la princesa.
También he aprendido lo que es la paciencia, mirar que tengo paciencia pero con la ratita he descubierto que aun tengo mas paciencia. Se pasa el día lloriqueando, o bien porque no quiere estar ni un momento sola, o para que la diga cosas y sobretodo para que la coja en brazos. La princesa no hacia eso ni por asomo, allí donde la pusieras, allí se quedaba tan tranquila e incluso se llegaba a dormir sola.
Otra cosa es que la princesa no tenía manías de ninguna clase, es decir, yo la ponía su mentira de apego y ella pasaba tres narices de ella, ahora no sabe estar sin sus tres muñequitos de apego y su Lucas claro, pero la ratita, ahí la ratita, ella si que tiene una manía y muy grande. A la hora de dormir, bien sea siesta o bien sea por la noche, tiene que ser metida en su saquito.
Si como lo estáis leyendo, pensareis que que exagerada soy, pues no, si no la meto en su saco solo duerme 5 minutos en mis brazos y otros 5 en su cuna o en el capazo. Pero eso si, metida en su saco se puede pegar tres horas de siesta tan ricamente o toda la noche de la misma postura en que la acuesto. Tengo que reconocer que eso si, duerme toda la noche de un tirón. Al principio dormía muy mal pero ahora es una campeona y nos deja descansar toda la noche.